“…si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo.
No te rinda., Mantente de pié. Recuerda que Dios le manda las batallas más difíciles a sus mejores soldados.
Aunque los problemas sean grandes, no te preocupes porque tu casa jamás caerá porque Jesús la sostiene.
Los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
El señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El señor es el baluarte de mi vida, ¿de quién me asustaré?
Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.