Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme
El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia. El amor es no es presumido ni se envanece: no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor, no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad.
A Causa de mi Nombre serán odiados, pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará.
El que los recibe a ustedes, a mi me recibe y el que me recibe a mi, recibe al que me envió.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?, Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte
Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí